Tiempo de naranjas. Llevo varios días
comprando naranjas sanguinas, cada mañana me preparo un zumo con una naranja
sanguina y una mandarina grande. Otros tipos de naranjas suelen encontrarse
todo el año pero la sanguina sólo aguanta unas semanas.
Viendo los comentarios de Coppola al
Padrino aprendí que la presencia de naranjas en algunas escenas de la película
son premoniciones de la muerte – creo que ya he escrito sobre esta alegoría -.
Las naranjas son también el símbolo de los Illuminatti, una secta que por lo
visto domina el mundo. Las naranjas eran las frutas características del jardín
de las Hesperidas, la mitología griega atribuía a las naranjas de este jardín
la inmortalidad.
Pensé primero en utilizar uno de los
retratos de Barthel Bruyn, que solía pintar a sus modelos, incluso niños, con
una naranja entre las manos. Sin embargo al final he preferido la alegoría de
la primavera de Sandro Botticcelli, un conjunto de retratos pintado sobre un
fondo de naranjas, los cuadros de Botticcelli están llenos de símbolos.
Lo fácil con la naranja sanguina sería
hacer un bizcocho o una mermelada. Forzando un poco se podría hacer una
ensalada con pasta, incluso un guiso de cerdo, al que le pega un contraste
ácido.
Buscando en internet he encontrado una
receta arriesgada, una pechuga de pato – un magret – ahumado.
Seguro que hay formas muy profesionales de
ahumar una pieza de carne, pero en internet he localizado una forma bastante
rudimentaria que he de probar. Se forra una olla alta con papel de aluminio
resistente.
Se colocan en el fondo de la olla los
ingredientes a quemar. Yo utilizaré un trocito de madera de tamarindo, las
mondas (pieles) de las naranjas sanguinas que utilizaré para la guarnición, dos
ramas de canela y dos bolsitas de té con jengibre. Se prende fuego al hatillo y
se coloca sobre la hoguera una rejilla cuidando que no toque la llama. Sobre la
rejilla se coloca el magret de pato, la parte de la piel en contacto con el
metal, conviene marcar la piel con un cuchillo haciendo una trama en forma de
rombos.
Se tapa la olla y se deja que la carne se
impregne del humo durante 10 minutos.
Pasado ese tiempo se retira el magret y se
coloca sobre un plato hondo para que siga segregando jugos. Con ayuda de un
colador se recupera la grasa y el jugo de la olla.
Se coloca el líquido en un cacillo, se le
añade una cucharada de mantequilla y una copa de cointreau. Se desglasa hasta
que se reduzca a la mitad.
En una tabla de madera se pelan dos naranjas
sanguinas y se recuperan los gajos sin pellejos. Los gajos son de un color
rojizo, muy vivo. El jugo de la naranja se puede incorporar a la salsa.
Se pasa el magret por una sartén
precalentada previamente, 3 minutos sobre el lado de la piel, dos más sobre el
otro lado. Se corta el magret y se incorpora la grasa y el jugo de la plancha a
la salsa que tenemos reducida en un cazo.
Se colocan unos filetes de
magret sobre tres o cuatro gajos de naranja sanguina y se cubre con un poco de
la salsa – que ha de quedar espesa, de color caramelo.
La receta de hoy me gusta mucho, sobretodo por la parte tan imaginativa del ahumado, que por cierto, veo bastante peligroso y no tengo muy claro su funcionamiento. Cuando lo pongas en práctica, please, coméntalo y así tus seguidores daremos tambien el paso.
ResponderEliminarEl cuadro me encanta por todos los detalles que tiene.
Hoy, sobre las 6'00 de la tarde entra la primavera y los persas celebran su Año Nuevo. Es un renacer, a ver si esta vez lo interpretan bien y renacen de verdad, los pobres!
Mari Carmen
Vengo de comer en este momento y "albricias" ya nos han arreglado la conexión a internet, era un problema de la red que nos afectaba a todas, así que mi cabrero era menos al pensar que no era el problema de mi "ordenata". Me ha gustado mucho la receta, pero me he vuelto tan vaga, que solo tomo las naranjas en zumo para no pringarme, además los pellejos no los aguanto, así que tampoco tomo mandarinas. El cuadro es precioso. Jubi
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