Al imaginarme este blog pensé que era indispensable incorporar alguna imágen, un señuelo que pudiera atraer a algún lector desorientado. No soy buen fotógrafo, así que en este arranque he preferido "robar" alguna imágen de la red.
La cocina moderna, la más sofisticada, gusta de vincularse a distintas expresiones del arte, de hecho es un lugar habitual que grandes cocineros y grandes vinos intenten que sus platos y presentaciones incluyan referencias a obras de algunos artistas - recuerdo un plato de un primitivo Ferrán Adriá inspirado en una vidriera de Gaudí.
Como imagen de presentación tras darle alguna vuelta opté por Cézanne no sólo por la belleza del cuadro, sino por el significado de la obra de Paul Cézanne, un puente evidente entre la pintura clasica y la modernidad más radical. El bodegón de presentación es una delicada y sobria combinación de cebollas y vino.
Una propuesta austera para un blog que pretende incitar la glotonería, hay en los pliegues del mantel una incitación al apetito, las cebollas se confunden con granadas, la copa está mediada de vino tinto y la botella cercana garantiza que nunca estará vacía.
Cézanne pintó a lo largo de su vida algunos bodegones consagrados a formas redondas - manzanas, naranjas, membrillos... - que dicen que anticipa algunos rasgos del cubismo.
Seguramente para un amante de la buena mesa la obra de Cézanne no le sugiera grandes placeres del paladar pero lo cierto es que en ocasiones la mesa más simple, la de productos más humildes, puede ser suficiente provocar el máximo placer.
Recuerdo hace pocos días el efecto que produjo una caja de naranjas servida al finalizar una copiosa comida campera. Éramos más de 70 comensales que nos habíamos hartado de comer Calçots con salsa romesco - una cebolletas a la brasa muy típicas en Cataluña que se toman con una densa salsa de ñoras, ajos asados y avellanas -. Los calçots se tienen que comer de pié, mojando el tallo asado de la cebolleta después de haberle desprendido la parte requemada. Tras la verdura viene carne en abundancia cordero a la brasa y butifarras de cerdo. Vino en abundancia, un vino tinto jóven del penedés que se toma fresco. De postre sacaron unos torteles de nata y crema.
Cuando parecía que ibamos a reventar apareció un cajón con naranjas ecológicas, recogidos no muy lejos de la era en la que comíamos - en la Espluga de Francolí -. Tuvimos que abrir las naranjas con las manos, mezclando el hollín de los calçots. la grasa de las chuletas de cordero, el azucar glaseado de los pasteles y finalmente el zumo de las naranjas. El olor de las naranjas se impulso sobre todos los demás, en unos segundos parecía que no hubieramos hecho otra cosa durante todo el día que comer naranjas, las mejores naranjas posibles.
El cuadro de Cézanne hubiera podido pintarse esa tarde en aquella masía.
Acabo con Cézanne y cuelgo un bodegón de Pieter Aertsen, un pintor renacentista holandes no muy conocido en España. Aertsen puede servir como declaración de intenciones, no tan sutil y bucólica como la de Cézanne, pero también podremos encontrar en algunos pliegues y matices que van más allá de lo evidente, basta fijarse en las imágenes cotidianas que se ocultan al fondo de la copiosa muestra de los frutos de la matanza. Aertsen sin duda será una buena excusa para hablar en un futuro de un plato de rilletes de cerdo elaborado según la receta de Anthony Bourdain, un cocinero norteamericano que regenta un popular bistró de raices francesas en el centro de Manhattan.
Me encanta el Blog aunque yo prefiero que mi marido cocine, si es que "cuando se trata del buen comer mejor dejárselo a él", ya le decía yo a tu esposa que si somos amigas es porque coincidimos en gustos , hasta para elegir a nuestros respectivos jejeje. En cuanto averigue cómo ponerme de "seguidora" lo hago de inmediato, imprimiré las recetas para que se ponga en marcha el finde. Una sufridora del mixto ;-)
ResponderEliminarMi afición es aún más "rarita" colecciono muñecas de los 70, una que es muy nostálgica.