Los julios son
siempre complicados, suelen venir teñidos de una sensación de fin de ciclo más
intensa incluso que la de los diciembres. No es solo el calor, también las
logísticas familiares y las laborales se complican hasta el punto de que cada
mañana parezca el fin del mundo.
En estas
circunstancias cada instante no ya de placer, sino de tranquilidad intensifica
su valor.
Llego a julio
normalmente fundido, he superado ya el número razonable de cafés por día y el
estómago atenazado por las tensiones, sensación que se intensifica a medida que
se agolpan las comidas y cenas de despedida.
El objetivo debería
ser pasar un mes de julio tan plácito como el cuadro de Ramón Casas.
Julio, sin embargo,
tiene una gran ventaja, suele terminarse y convertirse de repente en una
placida vacación que aprovecho para desintoxicarme de cafeína, poner en orden
tres o cuatro ideas y leer. Esta año además el julio es más peculiar ya que
empiezo vacaciones el 17 y hacia el 20 marchamos de viaje.
Todo desierto, claro
está, tiene sus oasis y cuando uno consigue llegar a cualquiera de ellos los
disfruta al máximo ya que las travesías son agotadoras. Este julio ha tenido ya
algún remando, de hecho lo empezamos con la visita al Celler de can Roca, un
lujazo de dimensiones cósmicas para los buenos estómagos; mayor lujo sin duda
ha sido lo de poder recordarlo y dar envidia a los amigos – una actividad casi
tan provechosa como la de comer.
El lunes escapamos a
comer con la gente de Cavas Hill, con una pequeña cata incluida, durante unos
meses de modo casi accidental he tenido un poco que ver en su futuro; sé que
servirá de poco porque hay muchos cavas de más renombre, pero el Brutisimo de
los Hill no tiene nada que envidiar a los más selectos, además tiene un precio
razonable – 12 euros -, y el nombre tiene un punto bizarro.
El miércoles después
de un subeybaja absurdo a Madrid tuvimos cena de conspiradores a base tortilla
de patata, quesos y embutidos, mojados con un Miros de la Ribera bastante
potable, un vino de la zona de Burgos que no sé si es el capricho o la
inversión de un buen amigo. El jueves cenamos fuera de nuevo, está vez con un
priorato – Raret – y un calamar de potera potable con unas judías verdes. Ayer,
finalmente, comida en un garito de moda donde el servicio era muy deficiente,
la comida resultona y el postre – un sorbete de cerezas sobre cerezas
confitadas – lo mejor.
Visto así este julio
no parece tan duro, sobre todo si tenemos en cuenta que no ha hecho más que
arrancar. Va a tener razón León Saldaña y me estaré convirtiendo en un
burguesote.
Dentro de esta
crónica juliesca corresponde una referencia destacada al equipo del Celler de
Can Roca, días después de la visita, cuando ya había colgado mi particular
interpretación del helado de espárragos con trufa, la famosa contessa, les pedí
si podían darme alguna pista sobre la receta, gentilmente me mandaron la receta
completa, no me equivoqué en mucho aunque los acabados del Celler supongo que
serán determinantes para el salto cualitativo del plato: Ahí va la receta:
CONTESA DE ESPÁRRAGOS
BLANCOS
8 PERSONAS
COMPOSICIÓN:
- Contesa de espárragos
- Puntas de espárragos
- Polvo de trufa
- Puré de ajo negro
- Láminas de trufa
Helado de espárragos
250 g de nata 35%
60 g de leche en
polvo desnatada
7 g de sal
5 g de estabilizante
para cremas.- En mi receta esa función la cumplían
los huevos.
570 g de espárragos
blancos
60 g de dextrosa.- La dextrosa es un edulcorante que permite que se haga el
helado a una temperatura no tan baja que si se utiliza azúcar y así se evitan
los cristales – Wipikedia dixit -; yo no había utilizado ningún edulcorante.
Pelar los espárragos
y hervirlos hasta que estén tiernos. Triturar para obtener un puré y pasar por
chino fino. Reservar.
Mezclar la nata, la
leche en polvo y la dextrosa en una olla, calentar hasta 40 ºC.
Agregar el
estabilizante para cremas. Triturar con túrmix para evitar que se formen
grumos, pasteurizar hasta 85 ºC. Agregar la sal, mezclar y dejar enfriar hasta
40 º C. Agregar el puré de espárragos triturando para homogeneizar la mezcla.
Dejar madurar 24 hs en la nevera y reservar.
Polvo de trufa
200 g de piel de
trufa
Preparar una placa
con una lámina de silicona.
Picar muy finamente
la trufa y colocarla en una placa con lámina de silicona.
Colocar en la
deshidratadora a 60 ºC durante 24 horas.- Sirve un
horno normal a baja temperatura – recuerdo que en la web de umami Madrid explicaban
una fórmula para deshidratar en el frigorífico no frost.
Una vez deshidratadas
triturar y reservar herméticamente cerrada.
Montaje de la contesa
30 g de lámina de
trufa
1 litro de helado de
espárragos (elaboración anterior)
Pasar el helado por
la heladora y colocarlo en una manga con boquilla rizada.
Realizar una capa de
helado de 8 cm de ancho aproximadamente. Cubrir con láminas de trufa y volver a
hacer otra capa de helado, volver a cubrir con láminas de trufa y acabar con una
capa de helado. Reservar en el congelador hasta el momento de servir.
Puntas de espárragos
16 puntas de
espárragos blancos
1,6 g de sal
0,3 g de azúcar
Cortar las puntas de
espárragos de 5 cm aproximadamente, envasarlas al vacío con la sal y el azúcar
y cocerlas a 85 ºC durante 30 minutos.
Puré de Ajo Negro se
obtienen 110 g
50 g de ajo negro
70 g de agua
0,2 g de xantana.- Tanto el estabilizante como la xantana en las cocinas
caseras se pueden no utilizar, su uso en la alta cocina es fundamental para que
las presentaciones queden más apetecibles – compacta el helado -, en casa las
exigencias son menores.
Sal
Para elaborar el ajo
negro fermentado colocar en una estufa a 60º las cabezas de ajo enteras durante
25 días. Obtenemos un ajo de color negro con un sabor agridulce muy
interesante.
Triturar los
ingredientes y pasar por un chino fino. Reservar.
Montaje y acabado del
plato
Hojas de Oxalis.- Es una hoja verde de origen andino y punto amarga.
Aceite de oliva extra
virgen
Polvo de trufa
Hacer una línea de
polvo de trufa. Cortar una ración de contesa de 2 cm de ancho, colocarla sobre
la línea de trufa y espolvorear polvo de trufa.
Aparte, abrir la
bolsa de las puntas de espárragos y disponerlas en un plato pequeño, colocar un
punto de puré de ajo negro en cada punta de espárragos y acabar con aceite de
oliva extra virgen por encima y las hojas de oxalis.
Servimos la contesa
fría y las puntas de espárragos tíbias.
Hace días leí en EL PAIS un artículo sobre El Celler de Can Roca y hablaba de la contesa de espárragos que ya había leído yo en tu blog. Veo tenéis un julio ajetreado y comiendo y bebiendo como mandan las tradiciones veraniegas, los vinos me parecen sensacionales y siempre engrandecen a la buena mesa. Jubi
ResponderEliminarQue bonito el cuadro !
ResponderEliminarPues no parece un julio muy duro, no.
De todas formas es tiempo de aprovechar los amigos y la familia pero también las cervezas, vinos fresquitos, las tapas, los helados...... mmmmmmm
En septiembre todos a dieta pero ahora no.
Me encanta esta receta y veo que eres un diletante muy intuitivo. Casi aciertas de pleno.
LSC
No tenía ni idea de que existen ajos negros,curiosidades entre otras que aprendemos con tu blog
ResponderEliminarBuenas vacaciones, disfruta del descanso, familia, amigos y por supuesto comilonas, y de la tranquilidad alejado del bullicio diario