miércoles, 13 de noviembre de 2013

CAP.CCXC.- Pamplinas.


PAMPLINAS.- Las pamplinas son unas plantas de la familia de las amapolas que dan unas florecillas pequeñas, pálidas y frágiles, insignificantes. No sé en qué momento a alguien se le ocurrió utilizar la metáfora de las pamplinas para referirse a las boberías, a las naderías, a las cosas menores.

Yo a la pamplina le había dado siempre un tono peyorativo y había pensado que un pamplinas es alguien que le da demasiada importancia a las pequeñeces, sin embargo un pamplinas es un simple, sin mucho más.

Ahora voy en el AVE, de regreso a Barcelona. Parecerá una pamplinez pero me he equivocado de tren, nada grave, en vez de regresar en el de las ocho, que me dejaba en casa a las diez y media, resulta que he de viajar en el de las ocho y media, que para en todas las estaciones y que no me devuelve a casa hasta pasadas las once y media de la noche. Pamplinas de quien viaja más de la cuenta.

Ya me han dado de cenar y estoy tomándome un gin tonic,

En casa llevamos unos días bloqueados en esto de la cocina, un problema serio ya que el sábado hemos invitado a cenar a unos amigos y no podemos fallar. El plural no es mayestático porque mi mujer me manda por wassap ideas para la cena. Tiene delito que con casi 300 recetas en el blog y casi doscientos libros de cocina en casa no seamos capaces de construir un menú apetecible y sorprendente. Puede que seamos unos pamplinas.

El AVE para en Zaragoza, todavía quedan dos horas para llegar a destino. Escucho en la radio una versión del Dance to the end of Love de Leonard Cohen cantada por un grupo que se llama The Civils Wars, les falta la solemne voz de Cohen, qué le vamos a hacer, pero le dan un toque moderno al tema que tiene su encanto - http://www.youtube.com/watch?v=kT_WeLHoq4M -, luego puede que busque una versión de Hungry Hearth que canta Bruce Springsteen con los Munford and Sons.

Mientras me llega la inspiración para el menú del sábado por la noche reviso algunas pamplinas de la semana.

Ayer freí patatas para que cenaran los niños, como luego venía mi hija con su novio – una experiencia que, por sí sola merecería un blog entero – revisé viejas notas de cocina para ver como se freían de verdad las patatas. Es curioso cómo nos acostumbramos a cocinar de una manera y no nos paramos a pensar. Puede que intentar decodificar cómo deben freírse correctamente las patatas sea una pamplinez.

Suena Bruce con los Munford, una descarga de optimismo, yo la verdad es que hubiera querido ser Bruce Springsteen, todavía estoy a tiempo - http://www.youtube.com/watch?v=LNsrRseQG80 – Todo el mundo tiene un corazón hambriento.

Vuelvo a las patatas, resulta que llevo años anatemizando lo de las patatas congeladas, a mi juicio es uno de los signos inequívocos de la decadencia de occidente, y resulta que congelar las patatas ayuda a que queden más crujientes. “Cosas veredes Sancho”.

Los freidores de patatas ortodoxos, los que consiguen la patata frita soñada, resulta que eligen patatas viejas, las pelan y hierven durante 10 minutos con un chorrito de vinagre, para eliminar el almidón. Luego las dejan secar y las cortan – ahora los Munford cantando I’m on Fire, la canción que Bruce compuso para cantársela a Elvis, era un adolescente e incluso salto la valla de Grace Land para cantársela al Rey - http://www.youtube.com/watch?v=h3_ZCAut62k -. Habla de trenes desbocados que circulan por la cabeza.

Lo dicho se hierven las patatas, se ponen a secar y se cortan en tiras largas. Luego se calienta aceite, abundante, en una sartén. Ha de llegar a los 180º el aceite, ni más ni menos, incluso un poco más ya que cuando se añaden las patatas, por tandas cortas, baja la temperatura. Se fríen en tandas cortas durante dos/tres minutos, meneando la sartén para que no se apelmacen.

Se retiran y se dejan escurrir y enfriar durante unos minutos, aquí viene cuando los científicos aconsejan congelar la patata, el hervor les quita el almidón, el vinagre evita que pierdan azúcares. Al congelarse no sé que diantres pasa con los elementos químicos de la patata que consigue que, cuando se vuelven a someter al calor del aceite hirviendo – 170º/190º esta vez -, luego queden extracrujientes.

Sigo con pamplinas, buscando cuadros hace unos días encontré un bodegón de Luis Menéndez, uno de los grandes del Siglo XVIII español, un mal siglo para nuestra pintura, qué le vamos a hacer. Un buen pintor de un mal siglo luce menos que un mal pintor de un siglo de moda.


Siempre me ha gustado un bodegón de Menéndez en el que aparece una tajada de Salmón. Hace años el salmón era un plato de lujo, solo aparecía en las grandes ocasiones, hoy están de oferta en los mercados.

Me gusta el salmón pero me canso enseguida. En otras ocasiones he colgado alguna receta de salmón, creo que una con cebolla y mostaza. Cuando era joven recuerdo un restaurante de Madrid que se puso de moda por prepararlo con uvas.

Yo no estoy para pamplinas. Llevo dándole vueltas a una receta con salmón, en dados, pasado un minuto escaso por la plancha; dados pequeños, tostados por fuera y cruditos por dentro.

Para combinarlos y que no cansen los organizaré con un cus-cus frio, como si fuera tabulé. Me explico, cuezo el cus-cus y lo dejo enfriar con un chorrito de aceite, sal, pimienta y comino en polvo.

Enfriado el salmón lo incorporo a la pasta, pico un poco de eneldo, puede que también un poco de cilantro, un mango pelado y cortado en daditos, cebolleta también, quizá mejor cebolla morada, por aquello del contraste entre el rosado del salón, el naranja del mango, el verde del cilantro, el toque verde del eneldo y el morado de la cebolla.

Llego a Lérida absorto en mis pamplinas. Cuelgo el cuadro y reviso los correos.

1 comentario:

  1. La palabra pamplinas la oía en mi niñez muchas veces y cuando me enteré que así llamaban a Buster Keaton, la tuve más respeto. No me extraña que tengas despistes horarios con los trenes, acostúmbrate a llevar un "planin" del día, yo aunque te rías llevo una agenda con toda minuciosidad pues nunca había tenido tanta actividad callejera y con horarios. El bodegón me ha encantado y el tabulé de salmón también. Jubi

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