miércoles, 18 de diciembre de 2013

CAP.CCXCVI.- EUDEMONOLOGÍA//EUDEMONIACO.


EUDEMONOLOGIA//EUDEMONIACOS.- Esta palabra de origen griego aúna el término Eudemos (felicidad), logos (tratado); el eudemoniaco sería el obsesionado por la felicidad. La palabra la utiliza por primera vez Arthur Schopenhauer, el filósofo alemán que construyó una aproximación filosófica al pesimismo en el a principios del siglo XIX.

Me sorprendió que un tipo como Schopenhauer hubiera escrito un libro de aforismos dedicado a la felicidad – El arte de ser felices – un librillo de apenas 70 páginas que recoge 50 ideas sobre el modo de ser feliz – Editorial Herder.

Estos días prenavideños que he andado un poco despistado, yendo de la Ceca a la Meca, me ha venido muy bien leerme esta recopilación de frases sobre la felicidad. Schopenhauer, que en su vida privada no fue la alegría de la huerta, sin embargo establece como primera premisa de la felicidad la alegría de ánimo. La segunda de las premisas es no ser envidioso, recurre Séneca para recordar que nunca será feliz quien se atormenta de otro más feliz que él.

En un arranque de semana un tanto agitado que me ha llevado de Tenerife a Santander pasando por Palma de Mallorca y Bilbao, cuidando de dormir en casa cada noche, me ha venido muy bien leer sobre la felicidad en aviones y aeropuertos. Tan concentrado he estado en la felicidad que parecía que me hubiera olvidado de la cocina, absolutamente eudemoniaco, aunque leer sobre la felicidad me ha ayudado a planificar las cenas de estos días.

De momento adelanto una de las ideas, homenaje a una amiga que destrozó ayer por la noche una vinagreta de mostaza por precipitarse.

Uno de los platos que querría hacer para la comida de navidad es una terrina de conejo con mostaza y oporto.

600 gramos de carne de conejo (limpia de huesos), 150 gramos de panceta, 125 gramos de hígado de conejo, dos cucharadas de mostaza cremosa de dijón, 3 huevos, 60 gramos de pan rallado, 50 gramos de pistachos pelados (se pueden sustituir por nueces peladas o por piñones), 1 cucharadita de romero fresco o 1/2 de seco, 1 chorro de vino de Oporto y un vaso de vino blanco seco, sal, pimienta.

Se precalienta el horno a 180º y se coloca una bandeja con agua – la terrina se cuaja al baño maría.

Las recetas tradicionales parten de los ingredientes crudos,  deshuesando el conejo y picándola  junto a los hígados del conejo y la panceta. Yo sin embargo prefiero guisar primero el conejo con la mostaza, para eso sofrío media cebolla con dos dientes de ajo picados, pongo el conejo troceado con las vísceras y le doy una vuelta para que coja color, retiro las vísceras – hígado, corazón y riñones, no conviene que se cuezan mucho -. Disuelvo en el sofrito un par de cucharadas de mostaza, el vaso de vino blanco y remuevo bien, cubriendo la sartén con agua para que el conejo se termine de guisar a fuego medio.

Cuando la carne de conejo esté blandita se aparta del fuego y se deja enfriar para poderlo deshuesar bien, picando la carne junto con las vísceras.- Bocuse utiliza mollejas en vez de higaditos, además añade unas espinacas picadas. Al final la terrina permite cualquier combinación.

Se coloca la carne del conejo en un bol y se le añade la panceta picada y se mezcla con el romero, los huevos, el pan rallado, la copita de oporto, los pistachos o el fruto seco elegido, sal y pimienta molida.

Se mezclan bien todos los ingredientes hasta obtener un compuesto homogéneo.

Lo volcamos en un molde alargado de una capacidad de un 1 litro previamente engrasado con mantequilla – hay quien prepara una capa de lonchas de bacon por toda la superficie del molde -, se nivela la superficie, lo tapamos con papel de aluminio para evitar que se reseque por la parte superior.

Se mete el molde en el horno y se deja cocer hasta que se cuaje – si la carne de conejo estaba cruda se necesita una hora – al estar ya cocinada se necesita un poco menos, se trata de ir pinchando con la punta de un cuchillo de vez en cuando hasta que salga limpia. La parte final – los 10 últimos minutos – se le quita elpapel de aluminio para que se tueste un poco la parte superior.

Rastreando en internet he encontrado un cuadro de Matisse que se titula la alegría de vivir, no me parece un mal cierre.

1 comentario:

  1. Después de leer tu blog y haberme despejado con el café mañanero, lo primero que voy a hacer es irme a comprar el libro de El arte de ser feliz, aseguro que no necesito más felicidad de la que tengo pero me apetece mucho leerlo. Después de tantos viajes ¿no terminas descentrado? claro que a cualquiera de los 4 sitios me iría en este momento. La terrina con un buen vinito tinto, estupenda y el Matisse precioso. Jubi

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