jueves, 27 de agosto de 2020

CApítulo DLI.- Remojón grana`ino.

Si todo hubiera ido bien ahora estaríamos desayunando en una isla griega, estaríamos en la terraza de la habitación esperando a que nos trajeran un café y tostadas con mantequilla y mermelada; los niños habrían tomado ya la leche, estaríamos pendientes del viento, la playa de Kastraki está orientada al norte y, si sopla el Meltemi, resulta incómoda.
No habría prisa, leeríamos las noticias de los diarios españoles con la distancia que dan las vacaciones, como si fueran completamente ajenas. Nos habría quedado hasta el sábado en la isla de Naxos.
El año pasado, por estas fechas, organizaron en el hotel una cena de amigos. La madre de Nikolai, uno de los dueños, prepara una musaka maravillosa, yo hice tres litros de salmorejo. El Thalassa Naxos tiene diez o doce habitaciones, pequeños habitáculos sobre la arena de la playa, abrió hace cinco o seis años y sus dueños decidieron el año pasado elegir a sus clientes, dar preferencia a los amigos. No se harán ricos, pero serán inmensamente felices.
Puede que esta noche en Thalassa preparen de nuevo musaka. Seguramente estará en Grecia aquella policía Londinense, ya jubilada, que pasaba medio año en Naxos, gerenciando un negocio de pasteles caseros, el otro medio año lo pasaba en la Polinesia. Las pensiones y ahorros de aquella mujer daban para una vida desahogada siguiendo los designios del sol.
No sé si este año habrán podido llegar a la isla las holandesas, una madre y una hija que se alimentaban a base de vino blanco. Por lo que contaban, la madre era una prestigiosa abogada especializada en derechos humanos que, a mediados de los setenta, viajó a España para protestar por las últimas condenas de muerte. Habían pasado ya 45 años, media vida.
Mantuvimos la ilusión de viajar a Grecia hasta finales de junio, cuando vimos que era arriesgado tomar un avión y aterrizar con la incertidumbre de que las autoridades sanitarias no nos dejaran llegar a las islas. 
Millones de personas en todo el mundo habrán tenido que alterar este año sus planes. Dentro de lo que cabe hemos tenido suerte, hemos podido viajar por España, hacer casi tres mil kilómetros, disfrutar de playas maravillosas y desconectar.
Mi mujer se ha reencontrado estas semanas con parte de su familia, primos desperdigados por las costas andaluzas que hemos visto en distintos tramos de nuestro viaje, gente cariñosa, dispuesta a recorrer 150 kilómetros a pleno sol para tomarse una cerveza con nosotros. Buena gente. Nos vemos muy de tanto en cuanto, pero mi mujer mantiene el contacto y la ilusión de verse. Este año con mascarillas, con distancia social, con todas las cautelas y geles.
En el tramo final de nuestro viaje pasamos unas horas en Montefrío, bajo un sol de justicia, subimos al mirador que ahora llaman del National Geografic, porque la revista aseguró hace algunos años que el pueblo era uno de los que tenía las vistas más bonitas del mundo.
Haciendo tiempo a que llegara la hora de comer paramos en un bar donde nos pusieron de aperitivo un remojón granadino, una ensalada de raíces árabes muy refrescante y original.
Nuestro remojón llevaba un par de patatas hervidas, peladas y cortadas en dados grandes, aceitunas negras, cebolleta cortada fina en juliana, también picaron un poco de lechuga y una lata de bonito en conserva, la receta tradicional lleva bacalao desalado y desmigado, pero para una tapa de cortesía en un bar. El secreto de la receta son dos naranjas cortadas a sangre (http://www.demoslavueltaaldia.com/articulo/truco/como-pelar-una-naranja-sangre), una pizca de sal, otra de pimienta y un chorreón generoso de aceite de oliva antes de mezclarlo todo y dejarlo refrescar un par de horas. Al final, el remojón es una ensalada fresca que tiene como elemento de referencia la naranja.
No hemos tenido este año nuestra ración griega, a saber si podremos viajar a la isla el verano que viene. A pesar de todos los pesares, este verano ha sido especial, una suerte haber podido disfrutar de las playas desde Rosas hasta Cabo Trafalgar sin apenas gente.

Buscando un pequeño cuadro de Picasso que vimos en el museo de Málaga he encontrado un paisaje en tiza de David Graham, no está mal.
David Graham Paintings: Malaga townscapes

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