Hay
temporadas en las que te vas liando con tonterías y dejas de hacer cosas que
consideras importantes. Eso me ha ocurrido las últimas semanas, he estado un
poco disperso y me está costando encontrar la inspiración («Hoy las musas han pasao de mí, andarán de vacaciones»).
Uno
recupera la ilusión en el momento más inesperado, a mí me pasó desayunando hace
unos días.
Bajo
caminando al trabajo desde casa, un paseo largo, de más de una hora,
atravesando Barcelona desde Sarriá hasta el Arco del Triunfo, un paseo
divertido en el que te cruzas con todo tipo de fauna, siempre interesante.
Suelo
hacer la bajada de un tirón, pero, hace unos días, me paré a desayunar en una
panadería – aquí antes las llamaban granjas, ahora las llaman hornos -. Había dejado
a los niños en el colegio y tenía que dejarle el coche a mi mujer a mitad de
camino. Paré el coche y pasé al horno a desayunar. No tuve dudas, un café solo
muy cortito (hace ya dos años que apenas tomo café y cuando lo hago lo tomo
restretto, a la italiana) y un xuxo cremoso, recién salido del horno, una bomba
calórica que rebosaba crema pastelera. Un verdadero placer.
Pinchaba
con el tenedor y pasaba ligeramente el cuchillo, permitiendo que la crema se
esparciera por el plato. La recogía con el filo del cuchillo y untaba la masa
frita del xuxo.
Tal y
como está el mundo, dado que vivimos rodeados de integristas obsesionados por
la cocina sana y equilibrada, supongo que tomándome un pastel de crema habré
violado varias normas sacrosantas de la nueva religión, aquella que demoniza al
azúcar y sus derivados.
Ni qué
decir tiene que comer sabiendo que es pecado me alimenta mucho más y disfruto
del pecado de gula, del de lujuria azucarada y de cuantos pecados vayan
aparejados a los placeres de la mesa. A veces puedes encontrar el felicidad a
las ocho de la mañana en una cafetería atestada de gente.
Un
xuxo es un pastel sencillo hecho a base de masa frita que se rellena de crema
pastelera, se fríe y se reboza en azúcar. Supongo que si el Marqués de Sade
viviera en nuestros tiempos dejaría la pornografía y se dedicaría a la cocina y
a todos sus recovecos.
Para
hacer un xuxo se necesitan los siguientes ingredientes:
350 g
de harina de fuerza.
100 g
de mantequilla a temperatura ambiente
100 ml
de leche
25 g
de levadura fresca
30 g
de azúcar
2
huevos
1
pizca de sal
Se
calienta la leche en una cacerola a fuego suave hasta que esté tibia. Con la
leche tibia de diluye mejor la levadura, hay que remover con paciencia hasta
que se deshaga toda.
Se
baten los huevos en un bol, conviene tener paciencia, los huevos han de doblar
su volumen. Una vez hemos conseguido que queden espumosos se añade la lecho
poco a poco, sin dejar de batir.
En
otro bol se tamizar la harina con el azúcar y la sal. Hay que hacer un agujero,
como si fuera un volcán. En el centro del montón de harina se hace un hueco al
que se va añadiendo la leche y los huevos. Se mezcla con una cuchara echando la
harina de los bordes del bol hacia el centro como para tapar el hueco donde
echamos el huevo.
Añadir
la mantequilla en trocitos (mejor si está ya desecha o a punto de pomada) y
seguir mezclando hasta que se quede todo pegado.
Enharinar
una superficie de trabajo y pasar a ella la masa. Amasar hasta conseguir que
sea una masa elástica y suave. Ir añadiendo poco a poco harina hasta que no se
pegue la masa a la superficie, pero amasar bien para que repartan bien todos
los ingredientes. Es importante amasar pacientemente, hasta que sea muy
elástica.
Hay
que ir estirando, aplastando y doblando la masa. Cuando ya esté lista se le
echa un poco de harina y se cubre con un trapo de cocina limpio para dejarla
reposar durante 30 minutos en un lugar templado de la cocina, si hace frio
conviene dejarla cerca del horno encendido (yo suelo dejar el bol encima de un
radiador).
Cuando
haya pasado la media hora, volver a enharinar la superficie de trabajo y volcar
la masa. Volver a amasar durante medio minuto para que la masa pierda el aire.
Con un rodillo, estirar la masa fina en un rectángulo. Cortar con un cuchillo
la masa en forma de cuadrados.
Cuando
los cuadrados estén hechos se pone un poco de crema pastelera a lo largo de la
masa, dejando los bordes libres, para que peguen luego bien.
Hay
que tapar la crema doblando hacia el centro primero con un lado de la masa y
luego con el otro lado. Doblar un poco los extremos del xuxo resultante para
sellar la masa y que no se salga la crema. En cuanto a las formas hay quien
prefiere hacer unos canutillos cilíndricos, va en gusto. En todo caso, hay que
tener cuidado de que la masa quede bien sellada.
En
una sartén grande se pone aceite en abundancia y se deja calentar, no hay que
dejar que el aceite humee, pero sí que chisporrotee con alegría cuando se le
lance un pellizco de masa. EL objetivo es que se doren rápidamente.
Cuando
estén hechos, pasar a un plato con papel absorbente. Mientras está todavía
caliente, pasar por azúcar.
(Receta
de tuneada del blog los dulces de Susi).
He
disfrutado tanto comiendo los xuxos como los monos golosos de Tenniers.
Estoy esperando el desayuno y al leer tu entrada me siento con el estómago lleno. Hace años dejé de ser golosa y menuda "bomba" nos has presentado hoy, además no creo debas abusar de dulces pues tienes algún kilillo de sobra, como verás me he levantado crítica. Jubi
ResponderEliminarJubi, hoy me he encontrado con diletante por casualidad y lo he encontrado estupendo.
EliminarCómo nunca.
Desprende luz de felicidad por todos los costados.
Déjale que disfrute. Da gusto que alguien lo haga.
Besos
LSC