Debo estar falto de
azúcar, cuando me he decidido a hacer una nueva entrada ha vuelto a ser de
repostería.
Uno de mis hijos
cumple 12 años en unas semanas, quiere llevar un pastel al colegio y me ha
pedido que no preparemos el bizcocho simpe que hacíamos en otras ocasiones, quiere
llevar un brownie.
No recuerdo haber
hecho nunca este tipo de bizcochos, es curioso porque soy goloso y me encanta
el chocolate, pero siempre me ha dado un poco de pereza el mazacote de
chocolate compacto, es la imagen que normalmente tengo del brownie.
Debemos haber interiorizado
ya el nombre, no se nos ocurre llamarlo de otra manera, aunque una traducción exacta
os permitiría llamarle marroncito o morenito.
Esta mañana he cogido
a mi hijo de pinche y hemos empezado con las pruebas para conseguir un
marroncito un poco más esponjoso del que habitualmente ofrecen en restaurantes
y pastelerías, también poco menos amargo (a mi hijo se le hace un poco pesado
el chocolate excesivamente amargo).
Para la prueba de marroncitos he
deshecho 80 gramos de mantequilla sin sal con 160 gramos de chocolate (utilizo
pepitas de chocolate que compro a granel: 120 gramos de chocolate con leche y 40
gramos de chocolate negro con 70% de cacao). En una cazuela al baño maría, sin
dejar que el agua caliente mucho. En cuanto he visto que las pepitas empezaban
a deshacerse, he empezado a remover con la espátula para que fuera formándose
la crema.
En un bol de loza he
puesto 100 gramos de azúcar con 3 huevos medianos. Hay que batirlos bien, hasta
que quede una mezcla espumosa y blanquecina. Podría utilizar una batidora, o el
Thermomix, pero me relaja lo de batir a mano con una baqueta.
Cuando está bien
mezclado el huevo con el azúcar hay que ir incorporando el chocolate deshecho
(conviene que no esté muy caliente). Se va batiendo todo, formando una crema
que a mi hijo le recordaba al mousse de chocolate y le sabía al mousse de
chocolate porque ha ido metiendo la punta de los dedos en cada cacharro en cuanto
me he dado la vuelta.
Una vez todo queda batido,
esponjoso y resplandeciente (da gusto ver como resplandece el chocolate
fundido) toca añadir la harina, de fuerza, especial para repostería, 120 gramos,
más 20 gramos más de cacao en polvo. Se tamiza con un colador y se incorpora al
bol, dándole a las baquetas con brío, para que quede una masa cremosa y espesa.
Un puñado de nueces peladas y partidas en trocitos terminan la receta (no conviene
pasarse con las nueces, unas poquitas, 40 gramos, bien distribuidos).
Se engrasa un molde
de silicona cuadrado, de paredes altas. Se pasa la crema al molde, previamente engrasado
con mantequilla, se distribuye bien, sin burbujas, cuidando que se extienda por
todo el molde, un bloque uniforme.
Horno precalentado a
175º. El marroncito se cuece en media hora (como soy hombre de poca fe he
programado el horno 15 minutos y le he dado un pinchazo con la punta de un
cuchillo a media cocción, estaba muy blando y lo he dejado hasta cumplir la
media hora).
Pasados los 30
minutos he vuelto a pinchar, esta vez el cuchillo salió limpio. Lo he dejado 5
minutos con el horno apagado, a medio abrir, luego lo he colocado sobre una
tabla y no he desmoldado el bizcocho hasta que no se ha templado del todo.
El marroncito se
prepara e 20 minutos, más el tiempo de cocción. A la hora de comerlo (de postre)
le he puesto una cucharada de helado de vainilla. Todavía estaba caliente el
bollo y el helado ha ido empapando el bizcocho. Una delicia.
El marroncito con estos
ingredientes y proporciones queda esponjoso, si lo queremos un poco más denso y
contundente basta con incrementar el chocolate a 180 gramos, utilizar pepitas
de chocolate amargo, utilizar el doble de mantequilla y dejarse llevar.
La prueba de hoy ha
sido un éxito. En un par de semanas he de hacer marroncillos para 26 fieras.
He encontrado un
cuadro de Pierre Bonnard, una chica lánguida frente a un maravilloso pastel de
chocolate.
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