lunes, 31 de octubre de 2016

CDI.- Dalí en los fogones (Les Diners de Gala)


Dalí en los fogones.

La semana pasada compré en Madrid la reedición del libro Les Diners de Gala, un libro de cocina editado por Dalí en el año 1975, decía que había sido asesorado por un cocinero francés de renombre.

La editorial Taschen ha reeditado hace unas semanas este libro, es una edición muy cuidada con reproducciones de cuadros y dibujos de Dalí, también hay fotos de casi todos los platos. Lo de menos es que sea un libro de cocina, en realidad es un catálogo de todas las obsesiones de Dalí, incluidas las culinarias. El libro no tiene desperdicio.

En el preámbulo una declaración de intenciones: «Les Diners de Gala, con sus preceptos y sus ilustraciones, es una obra dedicada tan solo a los deleites del Paladar. Que nadie busque en ella fórmulas dietéticas».

          No descarto, en un futuro más o menos inmediato, preparar una comida a partir de las propuestas de Dalí, de momento me conformo con uno de sus postres, incluido en el capítulo les pio nonoches. Se trata de una tarta de tomates.

Para la masa se necesitan 250 gramos de harina, 200 gramos de mantequilla, un huevo y una cucharada de agua. Para la confitura de tomate un 1 kg de tomates verdes o encarnados, 400 gramos de azúcar, 2 litros de agua, una copa de vino blanco y el zumo de un limón.

Esta es, literalmente, la receta de la tarta: Preparamos en primer lugar la pasta: poner a derretir la mantequilla en agua, sin que llegue a hervir.

Formar un volcán en la harina y verter en éste un huevo, ½ pulgada de sal y la mantequilla derretida. Trabajar mezclando todos los elementos y cuando se haya logrado formar una bola de pasta, dejar reposar por espacio de 1 hora.

Echar los 2 litros de agua en una cacerola, llevarlos a ebullición. Meter los tomates durante unos minutos, y luego, refrescarlos bajo el chorro del agua fría. Quitarles la piel, así como las semillas y trocearlos.

Echarlos en una cacerola junto con el azúcar, el vino blanco y el zumo de limón.

Dejar cocer a fuego lento durante 1 hora: la primera media hora a cacerola tapada, y luego, dejarlo reducir a cacerola destapada.

Extender la pasta sobre un espesor de 1 centímetro, aproximadamente, y guarnecer con ésta tanto el fondo como los lados de un molde para tartas.

Verter en la tartera la preparación a base de tomate e introducir el molde en el horno, graduado a termostato 7, por espacio de 30 minutos.

No es una recepta complicada – las hay imposibles, obscenas, provocativas -, pero tiene que ser vistosa. NI qué decir tiene que la confitura de tomates permite jugar con algunos ingredientes complementarios (yo sustituiría el vino blanco por un ron de caña y espolvorearía azúcar moreno antes de servirla).

El cuadro fue especialmente preparado para la primera edición. Se trata de una ristra de tomates de los de colgar ensartado en una cuchara dorada en un paisaje dominado por grandes costillares de buey. La imagen puede causar terror a los enemigos de la carne.


1 comentario:

  1. Una de las cosas que más me gusta, son los tomates, pero nunca por supuesto los he comido en tarta y los chuletones "divinos", el cuadro me ha encantado, y Dalí irrepetible. Jubi

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