Hay pequeñas incidencias domésticas que me
desequilibran por completo, de todas ellas sin duda la de que se averíe la
caldera es la mayor de las desgracias, llevo tres días teniéndome que duchar
con agua fría, los niños han ido salvando el tipo gracias a las duchas de la
casa de su abuela.
Llevo una semana con un trancado de muy
señor mío y lo de las duchas frías no termina de ayudarme, aunque la verdad es
que los aullidos matutinos deben despistar a los vecinos, o a ganar mi
prestigio como amante matinal.
Además este fin de semana las temperaturas
se han desplomado y apetecía encender un rato la calefacción.
Se me abren las carnes pensando en la ducha
de mañana por la mañana, además con afeitado incluido. Hemos recibido la visita
de tres técnicos desde el jueves pasado y de momento la opción menos mala pasa
por cambiar la caldera.
Situaciones como esta me colocan en un
estado cercano a la melancolía que espero que se arregle en los próximos días.
Para salir de este estado lisérgico nada
como repasar los objetivos gastronómicos empezando por el próximo sábado en
Zuberoa y dentro de un mes Celler de Can Roca, siento dar envidia, consolaos
pensando en la tanda de duchas frías que me quedan esta semana, eso en el caso
de que todo vaya bien y mañana encontremos unos instaladores de calderas
dispuestos a instalarnos la nueva de inmediato. De momento habrá que ir llevando
a los críos a casa de su abuela por las tardes.
Envuelto en una manta, en el salón de casa,
no descarto invadir la casa del vecino a las siete de la mañana con la toalla, un
bote de champú, la maquinilla y la espuma de afeitar.
Me queda en la cocina medio paquetillo de
garbanzos de pedrosillano, pequeñitos, casi de mantequilla. Antes de acostarme
podría especular con un platillo de cuchara que me arranque de esta situación
desoladora, la nevera no anda muy poblada por lo que cualquier receta no dejará
de ser un ejercicio de estilo. Habría que desterrar los garbanzos que no fueran
del país, lo siento por los garbanzos mejicanos, cuando me toca cocinarlos –
hay cocinas ajenas en las que se despistan con las denominaciones y así piensan
que ahorran – es un drama.
Si una receta me hubiera de sacar de mi estado
de melancolía sin duda sería la de unos garbanzos azafranados con salmón, un
plano inusual en estas tierras, en el que las grasas del salmón encajan de
maravilla con la fina manteca de mis pedrosillanos hervidos con máximo mimo.
Primero hay que dejar en remojo durante 12
horas los garbanzos – no pasa nada si se añade una cucharadita de bicarbonato
al agua, o medio litro de agua con gas -. Los garbanzos conviene echarlos al
puchero cuando el agua esté humeando – 300 gramos -. Puede que me ponga
estupendo pero puestos a darle buena vida al garbanzo deberían cocerse en un
par de litros de agua mineral y, ya puestos, bezoya. Para darle vidilla al caldo
añadirle una cabeza de salmón.
El agua humeante y tras los garbanzos se
incorporan dos tomates maduros pelados y despepitados, cortados en daditos; una
cebolla hermosa también picada, dos zanahorias peladas y en daditos, un puerro
y una hoja de laurel, sal pimienta y fuego suave durante una hora y media – si
se recurre a la olla express en 20 minutos la base del guiso está hecha.
Cuando los garbanzos estén tierno se añaden
unas hebras de azafrán, las que quepan en una cucharilla de postre; dado que
estamos exquisitos no está mal alentar ligeramente las hebras pasando la
cucharilla unos segundos sobre la llama de un fuego chico de la cocina, lo
justo para que tomen un punto de calor. Se remueve el guiso y se deja durante
unos minutos para el azafrán contagie bien a los garbanzos y tiña el caldo.
Se retira la cabeza de salmón y se escurren
los garbanzos dejando el caldo todavía hirviendo un rato hasta que reduzca su
volumen a casi la mitad.
En una sartén se sofríe un diente picado de
ajo, media cebolla picada muy fina – pueden rescatarse los restos de cebolla
del guiso y rehogarlos -, añadir un par de cucharadas del caldo de cocción del
salmón e incorporar dos lomos de salmón por comensal – como me voy creciendo
podríamos llamarlas supremas de salmón, que le darán un toque regio al plato.
El salmón se hace en 7/8 minutos, no muchos
más. En la misma sartén en la que se han hecho los lomos – la sartén ha de ser
grande – bajamos el fuego al mínimo y añadimos cuatro o cinco cazos bien
colmados del guiso de garbanzos con su salsa para que termine de trabar el
plato; que no haya miedo en darle un golpe de muñeca al guiso de vez en cuando
para que la salsa quede bien ligada y que incluso alguna de las lascas del
salmón se desprendan del lomo y se confundan con el garbanzo. En tres o cuatro
minutos el plato debe estar completamente integrado, dispuesto para llevarlo a
la mesa con una pizca de perejil fresco picado muy fino.
Si no me han engañado en los garbanzos, de
un dorado apagado, unidos al azafrán y a los naranjas del salmón harán del plato
un festival de luz.
Todavía bajo el influyo de la lectura del
Gatsby de Fitzgerald, acompaño el guiso de un risling cremoso de la zona del penedés,
no muy dulce, y un nuevo cuadro de Picabia titulado Elegancia.
Me dan ganas de pasar la receta de garbanzos a la cocinera, aquí solo se comen en el potaje y en el cocido, no hay innovaciones. Las duchas de agua fría nunca las he soportado y una caldera nueva descontrola el presupuesto, paciencia. Jubi
ResponderEliminarJo,"dile" ven a casa a ducharte. Y Sra. Dile e hijos también. En serio.
ResponderEliminarY os podéis quedar a dormir también. Que algo oganizaremos......y tu cocinarás, seguro.
Me consta que estás constipado y las duchas de agua fría no son lo más aconsejable. Cuidado que se puede transformar en una bronquitis que te deje down mucho tiempo.
Bueno, eso, que puedes contar con los amigos para todo. TODO. Más un diletante generoso como tú y una familia de lo más estupenda.
Y la receta y el cuadro me gustan.
Ah y cuenta 2000 euros por la caldera.....
LSC
Garbanzos con Salmón, no se me hubiera ocurrido tal cosa, pero una vez explicado parece exquisito, por que el salmón es uno de mis platos favoritos y además me han dicho que tengo que comerlo ya que tiene mucho omega3.
ResponderEliminarDile, dais penita con tanto frío,
¡Un Diletante rollizo y guapo como tú!, suerte que los niños tiene a su abuela y tu mujer puede recurrir a su mamá, pero tranquilo, tu suegra nunca te abandonará.
Trucha Salvaje