domingo, 29 de marzo de 2020

Capítulo DXIII.- DIez jornadas (2.8.) Pase de modelos.

Pase de modelos.
Queda lejos el 12 de marzo, muy lejos. Los niños llevaban toda la semana nerviosos, convencidos de que les ocultábamos algo. Corría el rumor de que se suspendían las clases hasta semana santa. Nosotros les asegurábamos que todo era un bulo, que no llegarían a tomar medidas tan drásticas.
Todavía nos saludábamos por la calle dándonos los codos y hacíamos bromas de los concejales del ayuntamiento que estaban en cuarentena.
A media mañana la noticia corrió como la pólvora, el viernes declararían el estado de alarma y se suspendería la actividad educativa. Los niños tenían razón.
La cocina de un diletante está siempre bien provisionada, pero aquel mediodía, después de trabajar, di una vuelta por el mercado para comprar una merluza, que todavía tengo congelada, algo de carne y verdura fresca.
Los niños volvieron de clase con excitados, vivían aquella tarde como si fuera una especie de fin de curso anticipado. El pequeño bajó con sus amigos, buscando las muestras de comida que ofrecían en los supermercados, les llamaba los chicos del Condis, porque habían descubierto que hacia las seis de la tarde en ese supermercado ofrecían pruebas de sushi a los clientes.
El viernes siguió siendo un día festivo, recuerdo que bajé a desayunar la tortilla de patata al bar del mercado. Seguíamos saludándonos con contorsiones extrañas y a los amigos de confianza continuábamos besándoles y abrazándoles con normalidad.
Escuchamos la intervención del presidente del gobierno que daba detalles de las medidas adoptadas, todas muy rigurosas, aunque pensábamos que a nosotros no nos terminarían de afectar.
Hicimos planes para la quincena que se avecinaba. Las películas que veríamos, las series a las que nos íbamos a enganchar. Ese jueves, por la tarde, busqué por la red una versión del Decamerón y me leí la primera historieta, llevo ya 18 y puede que complete el libro entero. La lectura de hoy ha sido la de las desdichas del virtuoso Duque de Amberes que, negándose a yacer con la esposa de su rey, fue desterrado a Inglaterra, perdió a sus hijos, que terminaron de sirvientes, y hubo de mendigar para no morir de hambre. Todo se endereza al final, es lo bueno de Boccaccio, que por torcida que vaya la vida, al final la virtud triunfa con una pizca de picardía.
Ese primer fin de semana fue de especulaciones, de planes que luego no hemos cumplido. Pensábamos que pasaríamos en casa la quincena, pero el domingo, después de unos ajustes familiares, marchamos a la montaña con una muda, poco más. Hemos pasado estos 15 días revolviendo entre la ropa vieja, tirando con un par de camisas, un jersey, la barba sin afeitar, conectando con familiares, amigos y conocidos en un pase de modelos informal. Hemos aprendido a vivir con poca cosa, a olvidarnos de lo que quedó en los armarios. Pases de modelos exclusivos. Entreteniéndonos con el vuelo de una mosca o, en mi caso, en picar milimétricamente la cebolla y la zanahoria.
Sigo con la marquesa que hoy propone un pastel que llama andaluz, sencillo, muy sencillo.
Los ingredientes son 125 gramos de azúcar glas, 125 gramos de almendras molidas, 60 gramos de chocolate (la marquesa dice que tiene que ser superior, yo utilizo chocolate fondant del 70 de cacao), 60 gramos de mantequilla y 5 huevos.
Se cascan en un bol los cinco huevos y el azúcar, se baten bien, cerca de la lumbre, dice la marquesa, para que el bol esté algo tibio. Se tiene que batir hasta que los huevos empiecen a espumar.
Se añade después la almendra molida, se sigue batiendo bien, y el chocolate rallado con la mantequilla en pomada. Hay que batir, batir y batir, disponemos de tiempo. Cuando más aire entre en la masa mejor quedará.
Se vierte en un molde engrasado y se cuece al horno, 20 minutos, precalentado a 140º. Se deja enfriar en el horno y se desmolda cuando esté frito.
Ideal, dice la marquesa, para servirlo con chocolate fundido y guindas.

Domingo, el BOE y Hopper nos permiten todavía arreglar el jardín. Mañana será otro día.
Edward Hopper Pennsylvania Coal Town Oil Painting Reproductions ...

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