He seguido dándole vueltas a la receta del
fricandó, al final hay tantas maneras de guisar la ternera como cocineros y todas
responde a la idea de representar la auténtica receta del fricandó, que por no
ser no es ni tan siquiera francesa – he revisado las recetas de Bocusse y de
Ducasse sobre el fricandó y son bastante sosotas, reducen la receta a un guiso
de ternera sin especial encanto.
Cuando uno piensa que hay una receta
canónica para preparar un plato y, de pronto, descubre que bajo una referencia
similar se esconden miles de manera de guisarlo, se abre un océano de
incertidumbres.
Al final las recetas no dejan de ser una
excusa para pensar y escribir sobre cocina.
La base de los fricandós, eso sí, es
siempre la misma, unas piezas de ternera normalmente cortadas en filetes y
guisadas con verduras.
Acudo a un recetario no catalán, de los de
toda la vida – la Marquesa de Parabere – para encontrar una alternativa al
fricandó de setas catalán.
La Marquesa de Parabere utiliza un quilo y
medio de carne de ternera, la pieza denominada contratapa, de la que se sacarán
melosos filetes. No hay que cortar la carne hasta que no se haya guidado. Antes
de salpimentar la carne se mecha la pieza con ayuda de una aguja. El mechado es
una técnica, ya perdida, consistente en introducir dentro de la carne pedacitos
pequeños de tocino. Se hace una pequeña incisión en la carne en distintas secciones
de la pieza y, con ayuda de una aguja gorda, se le mete el pedacito de tocino.
Como lo de mechar puede ser un poco
cansino, la alternativa puede ser la de frotar el trozos de carne con un poco
de tocino de cerdo o añadir al sofrito en el que se rehoga la carne unos
daditos de panceta o de jamón – no muchos.
En una cazuela amplia se pone un chorrito
generoso de aceite de oliva – la receta originaria va con grasa de cerdo -, 200
gramos de cebolla cortada en juliana – dos cebollas -, otros 200 gramos de
zanahoria -3 zanahorias medianas – cortadas también en rodajas finas, perejil
picado, tomillo y dos hojas de laurel. Con el fuego suave se rehoga la verdura
y sobre ella la pieza de ternera.
Cuando haya tomado temperatura el aceite se
tapa la cazuela y se mete en el horno a 200º durante veinte minutos. La ternera
habrá tomado color. Se salpimenta el guiso.
Se añade un vaso de vino blanco – si se usa
un jerez o un amontillado se le da un toque un poco más profundo al plato. Se
deja otros 20 minutos en el horno antes de añadir primero un vaso de caldo de
carne que se deja reducir 20 minutos y luego un litro más de caldo dejándolo
cocer en el horno durante tres horas.
Se saca la cazuela del fuego, se separa la
carne y se coloca sobre el fuego la cazuela con la verdura, se le añade un
chorrito de agua o de vino, en función de cómo esté de ligada la salsa, se
lleva a hervir de nuevo y cuando haya reducido un poco se pasa por un colador
chino para que terminen de deshacerse las verduras.
La salsa que resulta servirá para remojar
la carne. Hay que dejarla guisando sobre el fuego por lo menos veinte minutos
más, a fuego suave, cuidando de ir empapando la carne con ayuda de una cuchara
para que no quede seca.
Se saca la carne, se coloca sobre una
bandeja y se trincha en filetes finos antes de servir. Una vez trinchada se le
echa salsa encima y se lleva a la mesa con una guarnición a base de patatas a
la duquesa y una crema de espinacas con bechamel.
Un plato contundente, para los últimos
coletazos del invierno.
De contrapunto de este plato un cuadro de
Rembrandt, una ternera abierta en canal. Años después Bacon afrontaría una
serie similar de cuadros, mucho más descarnados que los de Rembrandt, si puede
servir la expresión.
He subido rápido de cenar para ver el futbol y al mismo tiempo he leído tu entrada reciente, (he interrumpido para ver el empate). Me he imaginado ya el guiso con el olorcito que puede desprenderse y aunque he cenado, no me importaría nada comerme un buen plato. Voy a centrarme en la pantalla que está interesante. Jubi
ResponderEliminarHolaaa.
ResponderEliminarDesconectada unos dias del Blog, y de casi todo, he vuelto con ánimos renovados.
He leído las últimas 3 entradas, que me faltaban y oh...... sorpresa!!! ¿donde está mi diletante preferido?...
Quiero decir, sigue Jubi al pie del cañon (hola Jubi), pero a mi diletante parece que le han "cambiao", ya no nos cuenta ninguna historia que aderece sus recetas..., aeropuertos, idas y venidas, calefacción estropeada... esas cosas que seguro le siguen pasando.
¿ Que te pasa dile? :-)
A mi me gustan mucho tus recetas, algunas más que otras por preferencia de materia prima, y muchos de los cuadros que cuelgas, pero tengo que confesar que tus historias personales, medio noveladas y contadas con esa gracia que te caracteriza es lo que maaaaaas me gusta.
En fin, que te seguiré leyendo, no te creas.
LSC
LSC, te echaba en falta, a mí leer las entradas me divierten mucho, soy madrugadora y una vez que estoy dispuesta para "pasar revista" es paso obligatorio leer el blog y la prensa y así se me hace más corta la espera del desayuno, el paso siguiente es bajar a pasear por Princesa a fumar el primer cigarrito. Besitos. Jubi
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